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03 Agosto, 2024

Banderas encuentra un filón en la familia Medina

Javier Banderas es el armador más laureado en la Copa del Rey MAPFRE de cuantos participan en esta edición. Entre la tripulación de su Teatro del Soho Altavista suenan nombres como el de Luis Doreste, Domingo Manrique o Dani Cuevas, pero sorprende la coincidencia en el primer apellido de tres de sus miembros: Medina. ¿Por qué será?

Ángel Medina, Antonio Medina y Ángel Medina (sí, repetido). Tres de los 15 tripulantes del Teatro del Soho Altavista comparten apellido. El primero es un reconocido regatista y los dos siguientes apuntan a superarlo más pronto que tarde. Despejamos la incógnita: Padre y sus dos hijos. A ver qué nos cuentan.

Empecemos por Ángel padre: ¿Qué hacen sus dos hijos a bordo de uno de los barcos más potentes de la flota? “Nadie se lo va a creer, pero no los propuse yo. Para mí es una responsabilidad y una preocupación que vengan a bordo, aunque lógicamente también es un orgullo. Piti (Estebánez, director deportivo del equipo), que tiene con Javi (Banderas) un programa para incluir jóvenes con proyección en el equipo, me dijo hace unos años que metiéramos a mi hijo Ángel. Por supuesto, le dije que sí, aunque me daba un poco de miedo”. Fue subir a bordo, y con 16 años recién cumplidos, ganó su primera Copa del Rey MAPFRE. Con 17 ganó la segunda. Con 18, la tercera. Si este año repite, serán cuatro de cuatro. 

Con una confianza impropia de su edad, Ángel (junior) confiesa que nunca se sintió abrumado por empezar a competir en el equipo de Banderas. “Al ir con gente tan buena, desde el primer momento me he sentido seguro, me he sentido parte del equipo”. En sus tres primeras participaciones, con un ClubSwan 42, ocupó la posición de topo. La experiencia y el aumento de masa muscular le han permitido promocionar a grinder, puesto que comparte con su hermano Antonio (17 años). “Es un orgullo tenerle a bordo, y me viene bien porque me mete caña. Y también le viene bien a él, porque yo le meto caña”.

Después de acertar con Ángel Medina padre (a quien Banderas define como “una máquina”) y repetir éxito con su hijo mayor, el equipo no dudó en volver a recurrir al filón Medina para reforzar su tripulación a bordo del TP52 con el que compite en esta Copa del Rey MAPFRE. “Este año, Piti me volvió a preguntar, porque necesitábamos a un tío ligero que fuera joven y me propuso incorporar a Antonio. Pues, lo de siempre: una responsabilidad, una preocupación, un orgullo,…”. Fichado. 

Antonio (también) es un crack. “Empecé navegando con mi padre en windsurf, pero sólo para disfrutar”, explica. “Un día llegó con una tabla de foil, la probamos y me encantó ese cacharro”. El pasado octubre, con sólo 16 años, se proclamó subcampeón mundial juvenil de la clase olímpica iQFOiL. “Yo estoy acostumbrado a navegar solo: si lo haces bien o lo haces mal todo depende de ti. Aquí trabajas en equipo, y además de ver por ti tienes que mirar por los demás. Sabes que no puedes fallar, porque otro depende de tu trabajo. El nivel de exigencia es súper alto”. 

¿De dónde sale tanto talento? ¿Será un tema genético o fruto de la tiranía paterna? “En mi plan nunca ha estado que fueran regatistas”, explica Ángel padre. “Mi plan era presentarles todo lo que me gusta hacer a mí y darles la opción de hacerlo: fútbol, moto, bici, surf, windsurf, vela… Pero la elección siempre ha sido suya. En principio hacían regatas conmigo, pero lo que de verdad les gustaba era el fútbol. Y fueron ellos los que decidieron empezar a competir en vela, así que yo lo que hago es poner los medios y ayudar, pero no empujo. Y llega un momento en que son ellos los que me empujan a mí”.

Caso habitual en su generación, Ángel comenzó con el Optimist, pero lo de sus hijos va a otra velocidad. “La diferencia es que ellos ya hacían windsurf cuando probaron el Optimist y me decían ‘papá, esto no anda nada’. Yo les dije: ‘haced lo que queráis’, y ahí es cuando pidieron irse al fútbol. El entrenador me decía que era una pena, porque navegaban muy bien, pero lo dejaron. Tenemos fotos de Ángel con tres años o menos amarrado con un arnés en la popa con el chaleco salvavidas. En las salidas se ponía a llorar porque le daba miedo cuando oía a la gente gritar”. La cosa ha cambiado un poco: Javier Banderas explica cómo ese mismo Ángel sigue dándole al coffee cuando el resto de grinders de la flota ya están con la lengua fuera. 

Además de familia, los Medina son un equipo. Miembros de la misma Cofradía en la Semana Santa de Málaga, están unidos por el iQFOiL. “Mi hijo Ángel tuvo la idea de montar un equipo en nuestro club, El Candado. Como al principio no había nadie que supiera, acabé siendo su entrenador. Disfruto mucho navegando y haciendo planes con ellos, pero lo que más me gusta es ejercer de entrenador: estar en la lancha, transmitirles y apoyar. ¡Es el único momento en el que me hacen caso!”.

La próxima semana viajan a Suiza para participar en el Mundial Sub-23 de iQFOiL. Es otro paso en la (fulgurante) carrera de los Medina. Antonio tiene claro hacia dónde se dirigen: “Mi objetivo es participar los Juegos Olímpicos de 2028”. Con su actitud, no sería de extrañar que en la edición 2029 de la Copa del Rey MAPFRE pasara a engrosar el club de campeones olímpicos a bordo del barco de Javier Banderas junto a Luis Doreste y Domingo Manrique.

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